Benito el "Chico" Ramírez es un matón sin piedad. No es que siempre haya sido así, pero las circunstancias moldean el carácter, tanto como el carácter (al menos el de quienes lo tienen) moldea las circunstancias, en una espiral que puede ir para arriba o para abajo. Pero Benito no sabe de espirales, ni de direcciones: en la inercia de su constante hambre, se encuentra con un secuestro repentino que lo llevará a una potencial reconstrucción. En "El cártel del amor", Sebastián Elé decodifica una utopía de tiempo actual. Violencia, amor y reivindicación al rededor de un personaje entrañable, y el dibujo más realista de la forma en que podría latir el corazón de la mafia en México, si tuviera.
"Benito volteó justo cuando Dinora se dio por vencida. Había terminado el programa. Por primera vez, estaba agradecido. Amaba a alguien que lo amaba. Pero no se esperó. Estaba contento, y quiso salir, aunque cojeando, a transmitir el mensaje del cártel del amor.
O lo que fuera que hubiera entendido".
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